Gracias a Charles Darwin y su teoría de la evolución
hoy sabemos muchas cosas sobre el origen de la vida y las especies. Pero aún
quedan muchos interrogantes. Como parte de la celebración del bicentenario del
gran científico, la revista New Scientist pidió a algunos de los más
importantes biólogos evolutivos del mundo que identificaran cuáles son algunas
de esas preguntas que la teoría de la evolución no ha logrado responder.
Todavía no se sabe, por ejemplo, cómo surgió la vida misma. Es decir, cómo un
grupo de moléculas pasó a ser la más primitiva célula viva.
Pero uno de los expertos, el profesor Frans de Waal, de la Universidad de
Emory en Atlanta, Estados Unidos, cree que una de las más grandes lagunas en la
teoría de la evolución es ¿por qué entre todos los animales los humanos somos
los únicos que nos sonrojamos?
Somos los únicos primates que nos ruborizamos cuando
se nos atrapa en una situación vergonzosa o en una mentira, dice el experto
primatólogo. Y me pregunto por qué necesitamos de esta señal tan obvia para
comunicar estos sentimientos que nos hacen cohibir tanto, agrega. El sonrojo es
una experiencia que nos afecta a todos los seres humanos. Incluso nos
ruborizamos cuando estamos solos. Y sin embargo, hasta ahora no existe una
explicación científica de por qué tenemos esta capacidad de anunciarle al mundo
que estamos avergonzados.
No somos la única especie que tiene la capacidad de
cambiar de color, dijo el científico a la BBC. El calamar cambia de color igual
que otros animales cuando están estresados o por un proceso hormonal. Pero los
humanos somos los únicos que cambiamos de color como una expresión, explica. Y
de hecho es una expresión totalmente involuntaria”.
Según el científico, el sonrojo podría ser la señal
con la cual intentamos comunicar a los otros que estamos conscientes del
impacto de nuestras acciones, y que nos preocupa la cooperación con los demás y
la honestidad. Quizás entre nuestros antepasados esta respuesta de conciencia
social pudo hacer más atractiva a una pareja sonrojada y la expresión
evolucionó.
Darwin fue el primero que se dio cuenta de esta
tendencia porque estudió las expresiones faciales de los monos, simios y
humanos y notó por primera vez que sólo los humanos se sonrojaban, explica el
profesor de Waal. Aunque descubrió que muchas de nuestras expresiones faciales
son iguales a las de otros primates, el sonrojo era una expresión que no
encontró en otros animales.
Lo que ocurre cuando nos ruborizamos es que los vasos
sanguíneos en nuestra piel se dilatan y permiten que fluya más sangre, lo que
nos da el color rojo en el rostro. Aunque quizás el sonrojo sería difícil de
detectar en monos o simios con rostros cubiertos de vello, hasta ahora y a
pesar de haber sido investigada ampliamente, los científicos no han logrado
encontrar vestigios de esta expresión en otros primates.
Tal como señala Frans de Waal, “creo que sigue siendo
un gran misterio, principalmente porque es una expresión que no nos ofrece
ninguna ventaja”. “Porque no es una expresión que queremos mostrar. Y de hecho
entre menos queremos mostrarla, más nos ruborizamos”. Pero creo que el sonrojo
es una característica humana de anunciar nuestra honestidad, dice.
Y aunque nos moleste mostrar en nosotros mismos que
estamos avergonzados o que hemos mentido, sin duda apreciamos esta señal en el
resto de la gente, principalmente en parejas o socios potenciales. Así que tal
como Darwin lo especuló afirma el investigador nos sonrojamos como una señal de
que los humanos hemos evolucionado como una especie sumamente cooperadora, al
menos comparada con otros animales.