Neosolteros es
un término utilizado desde el decenio de los 90, empleado por la escritora
española Carmen Alborch, en su libro: "Solas: gozos y sombras de una manera de
vivir", en el cual define un nuevo estado civil por convicción de la
persona cuya prioridad es el éxito profesional y económico, mas no el
sentimental, es decir el de tener noviazgo o pareja estable. A estas personas
no les interesa tener una relación estable, casarse y mucho menos tener hijos,
sino que más bien se preocupan por alcanzar el éxito y tener una vida
profesional plena y tranquila. Por lo general, son personas equilibradas
emocionalmente (seguras de sí mismas).
La psicología
explica que, para ellos, estar en pareja no es la manera más agradable para
vivir, porque se enfocan en los negocios. Además no se sienten listos para
renunciar a su libertad y no están dispuestos a sacrificar muchas cosas, ni
mucho menos a compartir un espacio. Este estado de convicción suele suscitarse
en las edades desde los 25 hasta los 50 años.
Al no tener
parejas estables, los neosolteros sostienen relaciones sexuales esporádicas.
Existen diferentes riesgos. El primero es todo lo relacionado con las
enfermedades de transmisión sexual. El segundo es que sus parejas pueden
terminar vinculándose emocionalmente con esta persona, pero sin reciprocidad.
Eso es muy común que suceda porque su proyecto de vida cambiaría. Esto puede
plantear riesgos emocionales que de pronto no quieren asumir.
En una
conceptualización netamente subjetiva los neosolteros tienen control de su
realidad, de todo lo relacionado con su vida cotidiana, de su familia, y de su
dinero. Según los psicólogos, se trata más bien de una ilusión, ya que estas
personas se caracterizan por tener relaciones sexuales con otras, y así ya
pueden estar creando un vínculo afectivo. Un verdadero neosoltero es quien
decide pasar el resto de su vida solo, sin tener algún tipo de relación
sentimental.