martes, 15 de mayo de 2018

SINDROME DE ASPERGER


Es un conjunto de condiciones mentales y conductuales que forma parte del espectro de trastornos autísticos. Se trata de una discapacidad social de aparición temprana, que conlleva una alteración en el procesamiento de la información. La persona que lo presenta puede llegar a tener una inteligencia superior a la media, aunque en la gran mayoría de los casos, el CI global del individuo suele ser normal, a diferencia del Autismo de Alto Funcionamiento, hallándose  una gran superioridad del CI verbal sobre el manipulativo.

Los sujetos diagnosticados con Asperger presentan ciertos estilos de procesamiento cognitivo muy particulares alternativos -notoriamente, mostrando la capacidad de observar y señalar detalles que escapan a la mayoría de las personas neurotípicas- y frecuentemente, habilidades especiales en ciertas áreas del procesamiento.

Una característica resaltante de los individuos con Síndrome de Asperger es su incapacidad para reconocer intuitivamente las señales no verbales o paralingüísticas emitidas por otras personas, así como para generar las equivalentes propias. Es por ello que el contacto y el comportamiento comunicacional de los que padecen el síndrome de Asperger puede parecer "extraño", torpe, gracioso, o arrogante, o bien ser confundido con una variante leve del autismo infantil temprano (Síndrome de Kanner).

Sin embargo, debido a que la inteligencia de la mayoría de las personas con Asperger es normal, el resto de las personas, en general, no los percibe como autistas sino como personas con un comportamiento muy peculiar. Remarcablemente, el síndrome de Asperger en ocasiones se da en concomitancia con una inteligencia superior a la normal o con un talento superior en una o múltiples áreas específicas, a modo de savantismo (Leonardo Da Vinci, por ejemplo, -Asperger especulado- presentaba múltiples características de este tipo de comportamiento, habiendo dedicado gran parte de su vida a una enorme cantidad de áreas de interés, en intervalos que parecían obedecer a varios patrones de diagnóstico del Síndrome). Este trastorno, que se considera congénito y no curable, puede ser detectado a partir del cuarto año de vida. Las formas en que se manifiesta el síndrome varían mucho entre los diferentes individuos que lo padecen.

Este es un trastorno con una prevalencia de 2,6 a 4,8 por cada 1.000 nacidos vivos que parece tener 5 veces mayor incidencia en niños que en niñas. En términos relativos, se trata de un síndrome recientemente reconocido por la comunidad científica, como entidad diferenciada del autismo, siendo aún poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales, la comunidad médica considera que se trata de un trastorno infradiagnosticado.

Las personas neurotípicas (la población no autista) poseen un sofisticado sentido de reconocimiento de los estados emocionales ajenos (empatía). La mayoría de las personas son capaces de asociar información acerca de los estados cognitivos y emocionales de otras personas basándose en pistas otorgadas por el entorno y el lenguaje corporal de la otra persona. Las personas con síndrome de Asperger (SA) no poseen esta habilidad, no son empáticas; se puede decir que tienen una especie de "ceguera emocional". Para las personas más severamente afectadas puede resultar imposible incluso reconocer el significado de una sonrisa o, en el peor de los casos, simplemente no ver en cualquier otro gesto facial, corporal o cualquier otro matiz de comunicación indirecta.

Estas circunstancias conllevan numerosos problemas durante la infancia y la vida adulta. Cuando una maestra pregunta a un niño con Asperger que ha olvidado su trabajo escolar « ¿Qué pasa, tu perro se comió tu tarea?», el niño con Asperger permanecerá silencioso tratando de decidir si debe explicar a su maestra que él no tiene perro y que además los perros no comen papel. Esto es, el niño no comprende el sentido figurado de la pregunta o no puede inferir lo que la maestra quiere decir a partir de su tono de voz, postura o expresión facial. Ante tanta perplejidad, el niño podría responder con una frase totalmente sin relación a lo que se está hablando (como por ejemplo, « ¿Sabe que mi padre se ha comprado un ordenador nuevo?»). Ante esto, y la falta de detección del síndrome de Asperger, erróneamente la maestra podría concluir que el niño es arrogante, insubordinado o «raro».

Es importante notar, sin embargo, que debido a que es un trastorno con severidad variable, algunos pacientes se aproximan a un nivel de normalidad en sus habilidades de comprensión e interpretación de las señales no verbales. Encuentran particularmente abrumador el contacto ocular y por lo tanto con frecuencia lo evitan. Esta falta de contacto ocular puede llevar a mayores dificultades para interpretar emociones ajenas o en la forma como lo interpretan los demás.

Al síndrome de Asperger a veces se le llama síndrome del "planeta equivocado" porque la gente con el síndrome sienten que son bastante normales pero viven en un mundo lleno de extraterrestres (personas normales). Para una persona con síndrome de Asperger, tener el síndrome es lo normal, porque lo ha tenido toda su vida.