El Principio de nirvana es un concepto que alude en
psicoanálisis a los esfuerzos de la psique tendientes a eliminar, suprimir o
reducir a un mínimo posible la tensión de la excitación, sea ésta motivada
desde estímulos externos o responda a mociones internas. El concepto fue
propuesto originalmente por la psicoanalista inglesa Barbara Low y recogido,
casi sin modificaciones, por Sigmund Freud en el contexto de las nuevas
definiciones de su segunda tópica.
“Nirvana” es un concepto central del budismo (y en un
sentido menos estricto, del hinduismo del jainismo y de otras religiones de la
India, así como también de corrientes de la filosofía oriental). Aunque hay más
que meros matices de diferencia en la manera de comprender este concepto por
las distintas religiones y escuelas.
En general señala un estado en el que se detiene toda
actividad mental, con lo que a su vez se alcanzaría una liberación espiritual
completa. La palabra significa «apagar» o «extinguir». Su difusión en occidente
se debe principalmente a Arthur Schopenhauer (1788-1860). Su extensión hacia el
psicoanálisis como un principio de funcionamiento psíquico fue inicialmente
propuesta por la psicoanalista inglesa Barbara Low (1877-1955), cuya definición
es casi idéntica al enunciado del principio de nirvana que Freud plantea en su
obra Más allá del principio de placer como «una tendencia a la reducción, a la
constancia, a la supresión de la tensión de excitación interna».
Por cierto, la propia definición instala cierta
ambigüedad entre este principio (que focaliza en la reducción a cero de la
tensión) y el principio de constancia, que enfatizaría en la tendencia al
mantenimiento de un cierto nivel, a mantener constante un cierto nivel u
homeostasis. Según Laplanche, con este concepto Freud se adentra en un plano
filosófico especulativo, estableciendo una analogía y puntos de correspondencia
entre el concepto de nirvana oriental (del budismo) y la pulsión de muerte.
La contradicción, se puede ver reflejada en las
definiciones de su obra El problema económico del masoquismo: «El principio de
nirvana expresa la tendencia de la pulsión de muerte», la tendencia radical a
llevar toda excitación y todo deseo al nivel cero, diferenciándolo así del
principio de constancia. Finalmente, el principio de nirvana supone una
relación estrecha entre placer y aniquilación. Esta relación, que al propio
Freud le pareció siempre problemática, ha marcado también diferencias
importantes entre las distintas escuelas psicoanalíticas.